La piedra del deseo.

-bueno ademas si no hubieramos estado juntos. mis amigos aun hubieran muerto y el hermano de baritor. tal ves hubiera atacado a erik y al anciano- dijo razios tratando de ver el lado positivo

Nathal calló y cerró los ojos, cansada.

razios intento irse. mas no podia. nathal lo habia abrazado con fuerza. asi que no le quedaba mas opcion que estar con ella

nathal finalmente liberó a Razios y se ovilló.

razios se fue. estaba cansado mas no queria descanzar. no aun no. se fue de la base y vio a su alrrededor. si los natare haran su movimiento y me temo que nada podia esperar a recibirlo

Elrik miraba a todos lados nervioso, aunque lo disimulará enfrente de Yvaine.

el ataque se hizo. los minosianos. no se fiaban de los natare y lanzaron un ataque contra ellos. los natare aunque eran superados en numero 5 a 1. no tenian. es mas se notaban demasiado confiado

Elrik levantó su espada y peleó contra todo aquel que se puso enfrente de él.

sus armas no podian con las de los natare. y los guerreros no superaban sus disiplinas en combate eran inferiores asi de simple

Elrik empezó a pelear con un grupo que le superaba en número.

erik notaba dos cosas curiosas. una que las armas parecian peliar por si solas. y que ademas parecian envueltas en un extraño fuego. y dos que sentia extraño moviendo estas dos extrañas y letales armas hacia sus enemigos

Por fin se liberó y continuó peleando con otro grupo.

-bueno es hora!- dijo yvaine y chasqueando los dedos. salieron nada mas y nada menos que los caballeros natare. maquinas de matar que parecen salidos de un cuento de terror. tus trajes negros. y sus caballos. salieron en un numero muy reducido. pero dad un gran y tremendo panico a los soldados enemigos hasta erik hubiera caido de miedo de no recordar que eran del mismo bando

-Madre mia...-susurró Elrik al verlos salir. Se retiró e hizo un hueco para que pasaran.

uno de ellos paso cerca de erik -mira como de hace novato- dijo el caballero mientras bajaba de su gran eh imponente caballo. el caballero visto mas de cerca. parecia haber peliado en el mismo infierno. erik no sabia si tenerle respeto o miedo. el solo se movio hacia un lado

Elrik agachó la cabeza y se apartó, listo para observar todo lo que hiciera el caballero.

uno soldado intento atacarlo mas elsaco su espada y lanzo un golpe tan fuerte que lo decapito al instante. luego paro uno y asi combatia una y otra ves. hasta que una flecha le dio en el corazon. erik penso que seria su fin mas el caballero se levanto como si nada y fue contra el arquero. apesar de recibir una tunda de flechas el caballero los acabo a todos

-Natares...-susurró como atontado mirando.

el guerrero se acerco a erik y sacandose la flcha que tenia en el cuello le dijo -dime eres medico?- el caballero tenia un tono de ue no queria repetir la pregunta y erik no iba a hacer enojar al caballero.

-Sí.-Contestó mirándole con respeto en la mirada.-Solo que... tendría que preparar las cosas y necesito un poco de tiempo-comentó.

-hazlo ahora- dijo el caballero en tono suave pero notando que no toleraba replicas hacia el

-S..si, señor-se marchó por entre los combatientes, asestando espadazos si hacía falta, y finalmente llegó al bosque y empezó a reunir los ingredientes.
Una vez los hubo reunido empezó a preparar diferentes hunguentos para diferentes heridas.

cuando llego erik. el caballero se quito la armadura. la cual estaba amarrado por cadenas. cuando se lo quito dos cosas impresionaron a erik. una ero lo increiblemente pesado de la armadura. apenas cayo se escucho como dejar caer un piedra de una altura considerable. pero imposible de que alguien se pudiera mover asi con ese peso y segundo. la cantidad de heridas que tenia ese caballero. cicatrices de hacha,espada incluso alguna de fuego. a erik los natare lo impresionaba cada ves mas

Empezó a aplicar con cuidado los diferentes unguentos por el cuerpo del caballero, con sumo cuidado y a vendarle las heridas más recientes.
-Sé que no servirá de nada pero... tendrías que no hacer muchos esfuerzos.

-es capaz de coser heridas?- dijo el caballero mientras miraba sus vendas y luego a quien se las puso